
¿Lo has sentido?
- Te preparas a fondo, pero en la competición las dudas aparecen sin avisar.
- En momentos clave, te precipitas o te paralizas.
- Hay entrenamientos perfectos… y otros en los que tu cabeza te frena.
- Quieres mantener la calma incluso cuando todo se complica.
- Has notado cómo la presión te hace tomar decisiones erróneas.
- Sabes que la mente es clave, pero no siempre encuentras cómo entrenarla.
- Nervios antes de competir que hacen que te sientas mal físicamente.
- Fallos de concentración en los momentos decisivos.